Arquitectura para no arquitectos

A partir de la publicación de los resultados del concurso, la propuesta ganadora obtuvo una amplia cobertura en la prensa escrita. Los diarios les daban más importancia a los titulares de las noticias que a las imágenes, por lo que la elección de las palabras era esencial para transmitir las intenciones del autor de la nota. Los titulares, así como los pies de imagen, coincidían al adjudicarle al proyecto del aeropuerto calificativos como «nuevo» y «moderno», anticipando la llegada de la nueva era que se materializaba en un edificio emblema, a la vanguardia del mundo contemporáneo. Si bien lo «nuevo» quedaba implícito por la construcción del proyecto desde cero, la idea de lo «moderno» merece ser analizada porque involucra un aspecto que cambia según el escenario social y espacio-temporal.

El partido arquitectónico

De acuerdo con Elio Martuccelli, «el proyecto original del aeropuerto era un ejemplo logrado de modernidad, de un espacio grande; mejor dicho, de un gran espacio amplio y fluido» (2018, p.38). Dicha concepción corresponde precisamente a los estándares de la arquitectura moderna, presente en el Perú a raíz de la fuerte presencia del Movimiento Moderno en la academia. No obstante, si bien las características formales del uso moderno del espacio son familiares para un arquitecto, estas resultan desconocidas para un público no especializado, aquel que conforma la mayoría de la población: el no arquitecto. La concepción de «diseño moderno» varía según el emisor o receptor, y la prensa es un medio útil para transmitir información e interesar a este amplio sector de la población en la arquitectura.

Las crónicas periodísticas resaltaron el valor funcional del proyecto, vinculado al movimiento de pasajeros y carga –un aporte significativo que lo diferenció de otras propuestas–, característica pertinente para una infraestructura de transporte centrada en procesos de llegada y salida de vuelos. El despliegue de esta sectorización de flujos y el desarrollo de una infraestructura de transporte y comunicación son, para Martuccelli, aquello que hace que la construcción de aeropuertos sea uno de los «dos temas que tienen que ver con la modernización de una sociedad» (2018, p. 38) (el otro es la edificación de laboratorios). De ahí el alcance mediático del aeropuerto como objeto arquitectónico, a diferencia de proyectos con otro uso o destino práctico, y su aceptación como tema de interés de parte de los lectores.

A tiempo real

Desde la etapa de la publicación de los resultados del concurso, las características formales del proyecto pasaron a estar expuestas en revistas y boletines de la época. Adquirieron protagonismo las vistas aéreas de la maqueta simulando la perspectiva desde un avión, así como representaciones a nivel de peatón. La gráfica adquirió mayor peso, y la fotografía y los apuntes se convirtieron en medios ideales para transmitir las características emblemáticas del proyecto en un lenguaje que permitiera al lector familiarizarse con la propia arquitectura.

Las imágenes también evidenciaban los cambios que experimentó el proyecto durante su ejecución. Luego del viaje de investigación del equipo en 1963, hubo leves modificaciones en la distribución interior del volumen central y en la disposición de las zonas de embarque y desembarque, así como en el diseño del estacionamiento público. Estos cambios, aunque mínimos, se observan, en los recortes de 1965, en imágenes que difieren de los apuntes originales del concurso publicados cinco años antes.

Las obras de construcción se llevaron a cabo en 1965, en una labor admirable dada la magnitud del proyecto en términos de tamaño y acabados. La prensa escrita documentaba los trabajos de edificación como si de una crónica se tratase. La finalización de las galerías para el mes de mayo y la colocación de los vidrios de la torre de control empleando helicópteros a mediados de setiembre, cada hazaña era una noticia que alimentaba las expectativas sobre la culminación del aeropuerto. Día a día los lectores seguían el progreso de la obra como si estuvieran involucrados en el proceso. A ello se sumaba la publicación de cifras que hablaban por sí solas: el área construida, el capital invertido o la cantidad de materiales, entre otros datos que se iban actualizando a medida que los trabajos continuaban.

Lo que más llamaba la atención, sin embargo, era la calidad de los acabados del proyecto, que lo dotaban de una estética a la vez lujosa y vanguardista. Culminado el amoblamiento de los espacios comunes del interior del aeropuerto, fotografías de estos elementos acapararon las portadas de revistas y cubrieron páginas completas de los diarios. Las imágenes y sus leyendas detallaban la procedencia y marca de cada pieza del hall y los vestíbulos, sometidas previamente a concurso: mobiliario de comedores y cafeterías de la firma Dupal; asientos de Gemans & Van Tuinen, de Holanda; y la Estela de Chavín de placas de cristal realizadas por un vidriero francés (Arana et al., 1965) son algunas especificaciones que terminaron por hacer que al nuevo aeropuerto lo catalogaran como una «joya arquitectónica».

Bibliografía

«Aeropuerto Lima-Callao: una joya arquitectónica». La Prensa, Lima, 25 de julio de 1964.

Arana, Carlos; Antenor Orrego, Juan Torres, Miguel Bao y Luis Vásquez (1965, 21 de octubre). «Arte peruano». Expreso. Lima.

Canedo, Jorge (1960, 17 de junio). «Una gran obra planeada por peruanos. En 18 meses concluirán nuevo aeropuerto». La Prensa. Lima.

Martuccelli, Elio (2017). La modernidad viene en avión. En Universidad de Lima (ed.), Arana Orrego Torres. Historia de un emprendimiento, pp. 35-41. Fondo Editorial de la Universidad de Lima.

«Movimiento de pasajeros y carga será rápido y perfecto en el amplio terminal que tendrá el aeropuerto chalaco». El Comercio, Lima, 19 de mayo de 1960, p. 3.

«Nuevo aeropuerto». La Prensa, Lima, 19 de junio de 1960.