Enfoques de la crítica periodística

Hoy, a 58 años de su apertura, el aeropuerto internacional Jorge Chávez encara una tercera reinvención, esta vez dirigida a lograr la «ciudad aeropuerto». En tal sentido, resulta interesante y pertinente revisar las críticas y posturas que surgieron en torno a la propuesta original; así como, a inicios de este siglo XXI, hacer una revisión del proyecto. Esto nos permitirá cuestionar el panorama actual, con miras al proyecto venidero.

¿Y la salida del aeropuerto?

Hacia fines de 1965 el proyecto estaba por ser inaugurado. La expectativa se encontraba al tope. Desde un mes antes los diarios anunciaban la ceremonia que tendría lugar el 30 de diciembre. Algo sorprendente ocurrió pocos días después, cuando se registraron más de cien mil visitantes al recinto en una sola jornada, tal como lo relataron las crónicas periodísticas. Se permitió el libre ingreso a todas las instalaciones y se liberó el uso de los jardines que conformaban la entrada al terminal aéreo. Esa asistencia histórica fue promovida, en buena parte, por la tensión y el interés que había generado la prensa. El espectáculo quedó grabado en la memoria colectiva. En paralelo, en columnas de opinión de los diarios más emblemáticos pronto comenzaron a publicarse las primeras críticas y posturas de diversa índole.

Desde una perspectiva mediática, el aeropuerto se redujo a objeto de entretenimiento, con el foco dirigido a sus cualidades estéticas y decorativas. Es la visión posiblemente más extendida en la prensa de aquel entonces; los titulares patentizaban la admiración por una infraestructura de gran envergadura, resaltando el carácter colosal, moderno y vanguardista del edificio. Imágenes de los finos acabados y lujosas instalaciones acompañaban estos ostentosos titulares. Como proyecto integral, el edificio pasaba a un segundo plano; y la idea de modernidad se centraba en los aspectos meramente estéticos de la arquitectura.

Desde otra mirada menos superficial, la crítica se enfocó en cuestionar el rol del aeropuerto en relación con la ciudad. Cinco años antes, Federico Hilbck, presidente de Corpac, lo había descrito como la nueva entrada al Perú, una entrada moderna, comparable a las edificaciones más importantes del mundo. No obstante, culminadas las obras, el aeropuerto se constituyó en una utopía desconectada de la realidad que se asomaba tras los ventanales del «palacio de cristal y mármol». Ubicado en las afueras de la ciudad, el recinto estaba conectado por vías poco urbanizadas: solo almacenes, algunas fábricas y pequeños barrios obreros o pesqueros más o menos cercanos. Fuera de ello, el aeropuerto estaba en un emplazamiento aún desolado, muy alejado de las descripciones románticas que los diarios podían ofrecer. Las rutas de conexión con la ciudad carecían de fluidez por falta de medios de transporte; tampoco había un sistema de áreas verdes ni señalización. Así lo resumía una nota publicada en el diario Expreso:

La entrada al siglo XXI

Con la llegada del nuevo siglo la historia se repite: tal como ocurrió con Limatambo décadas atrás, la necesidad de espacios que alberguen una multiplicidad de servicios y la demanda de vuelos detonan la urgencia de reinventar el aeropuerto Jorge Chávez. La diferencia reside en que el equipo del proyecto original de este último sí incluyó planes de ampliación.

Hacia noviembre, la empresa Frankfurt-Bechtel-Cosapi se convertía en el cocesionario del aeropuerto, convirtiéndose en los nuevos protagonistas de la historia bajo el escrutinio de todos por la forma en cómo se concibió la subasta. La propuesta de ampliación concebía una intervención a corto y largo plazo: la construcción de un nuevo espigón paralelo al proyecto original completado en un lapso menor a diez años luego de la subasta, y la construcción de un segundo complejo en un plazo de treinta años, obra que forma parte de nuestra coyuntura actual.

Hoy en día, los titulares de la prensa parecen ser similares a aquellos publicados en relación al proyecto original: la propuesta de una ciudad aeropuerto, la culminación de la pavimentación de la segunda pista de aterrizaje y el avance de las obras de una infraestructura de tal magnitud ponen en evidencia un panorama similar al que se vivió cincuenta años atrás. El Perú está nuevamente en la mira de la aviación comercial, una nueva modernidad está por aterrizar en nuestro territorio y esperemos que su llegada trascienda las colosales puertas de acero y vidrio que marcan la entrada a nuestro país.

Bibliografía

«Acceso al aeropuerto». Expreso, Lima, 2 de enero de 1966, p. 10.

«El Nuevo Aeropuerto». La Prensa, Lima, 4 de enero de 1966

Zavaleta, Nilda. (2000, 16 de noviembre). «Frankfurt ganó la concesión del aeropuerto internacional». El Comercio, p. 1. Lima.