Curaduría
Fredy Quispe Aguilar
Montaje
Lucía Weilg La Torre
Diseño web
PICOL Estudio
Documentos
Archivo de Arquitectura PUCP – Fondo Documental CIUDAD Y CAMPO
Ciudad y Campo surgió en octubre de 1924, como producto del impulso de Ceil Noel Griffis por publicar y difundir información e imágenes sobre las principales obras de construcción y vialidad que se estaban llevando a cabo en Lima y en todo el Perú. Sin ser arquitecto ni ingeniero, Griffis mostró un genuino interés por la arquitectura. En las conversaciones con Eleanor Griffis y Augusto Dreyer buscamos reconstruir y comprender al personaje, así como indagar en las motivaciones detrás de la publicación de la revista, su relación con el gobierno y los principales colaboradores que escribieron en Ciudad y Campo.
Encargado del archivo Carlos Dreyer. Autor de «Pretextos», prólogo de Wanderlust. Arraigo y errancia en la fotografía de Carlos Dreyer (Mapfre Perú, 2016). Hijo de Carlos Dreyer Spohr (1895-1975], relojero, documentalista, pintor y coleccionista alemán, ilustrador de Ciudad y Campo.
Fecha de la entrevista: 15 de febrero de 2020
Fredy Quispe Aguilar: ¿Cómo se conocieron Carlos Dreyer y C. N. Griffis?
Augusto Dreyer Costa: Desconozco las circunstancias. Mi padre me tuvo a los 54 años de edad, por lo que hubo una gran distancia temporal entre ambos. Lo que más recuerdo de mi padre es que siempre lo veía viajado, dibujando, pintando. Mi padre ya era un poco mayor, sin mucho entusiasmo; ya no era el pintor o artista que viajaba a descubrir el Perú. Tampoco pasaba mucho tiempo con nosotros.
FQA: ¿Tuvo Carlos Dreyer alguna relación con el presidente Augusto B. Leguía?
ADC: Mi padre llegó a Sudamérica hacia 1920. Primero llegó a Chile y luego recorrió Bolivia y el Perú, es decir, los países andinos. Posteriormente se registró para quedarse en el Perú, en 1925, en la época del gobierno de Leguía. Durante el oncenio hubo una tremenda apertura del Perú hacia el extranjero. Llegó mucha gente de fuera: compañías, artistas, profesionales, y mi padre encajaba perfectamente en esa época. Existe una foto de mi padre con Leguía, en una exposición de su obra en Lima, a la cual asiste el presidente, de 1926. Entonces, sí, hubo un encuentro personal entre Leguía y mi padre.
Los extranjeros eran muy bien recibidos en esa época. La otra gran ayuda que tuvo mi padre fue que una hermana de mi mamá se casó con un Matto, emparentado con Albert Giesecke, norteamericano encargado de mejorar la educación en el Perú, que había estado mucho tiempo en el Cusco. Ahí surgió una relación de ayuda con mi padre —el único alemán que no fue deportado a los Estados Unidos—, para que pudiera continuar con su trabajo.
FQA: ¿Cuál fue la relación con C. N. Griffis y el diario The West Coast Leader?
ADC: En cuanto a la relación de mi padre con la revista de Griffis, The West Coast Leader, siempre me he preguntado qué pasó allí. Griffis tuvo problemas con los alemanes que vivían en ese entonces en el Perú, que hicieron de todo para hacer caer a The West Coast Leader. Los bancos alemanes eran muy poderosos y querían llevarlo a la bancarrota. Griffis se mudó de local y cambió el nombre de la publicación a Peruvian Times. ¿Cómo se mantuvo la relación de este alemán, mi padre, con Griffis y con Giesecke? Es una pregunta que siempre me he hecho, y, más aún, que mi padre no fuera deportado. Es algo curioso. Definitivamente, tuvo que haber algo.
FQA: ¿Qué tipo de técnicas pictóricas manejaba Carlos Dreyer?
ADC: Mi padre pintaba al óleo, hacía grabados y acuarelas. También tomaba fotografías. Según Gustavo Buntinx, que editó un libro sobre él [Wanderlust. Arraigo y errancia en la fotografía de Carlos Dreyer, 2016] su trabajo fotográfico es tan significativo como su trabajo pictórico. Era un pintor, un artista completo, pero su obra más importante está en la fotografía. Una de sus principales áreas de trabajo se relaciona con la arquitectura.
FQA: ¿En qué otros medios de comunicación se publicó el trabajo de Carlos Dreyer?
ADC: Pensábamos que solo había publicado en The West Coast Leader, aunque ahora se sabe que también en Ciudad y Campo. No publicó en ningún otro medio de difusión impreso.
FQA: ¿Carlos Dreyer tenía contactos en el mundo del arte de la época?
ADC: Mi padre era un solitario. Él decía que todos los artistas del Perú estaban en Lima, y él no tuvo mucha relación con Lima [vivía en Puno desde 1929]. Estaba más relacionado con los Andes, los indígenas y la selva. Supongo que el debió conocer a algunos pintores, pero sobre todo en su primera época.
Editora del periódico digital Andean Air Mail & Peruvian Times. Nieta de Ceil Noel Griffis (1889-1978), primer editor de Ciudad y Campo.
Fecha de entrevista: 20 de enero de 2020
Fredy Quispe Aguilar: ¿Cuál fue la relación de C. N. Griffis con John Noel?
Eleanor Griffis Zúñiga: Mi abuelo —su nombre completo era Ceil Noel Griffis, llamado comúnmente Griff—, había llegado de Panamá en 1912, contratado por John Noel para editar una publicación nueva, The West Coast Leader. Asumió la edición de Peru To-day y después la dirección.
John Noel vino al Perú después de su experiencia como relacionista público en Cuba, Panamá y México. En el Perú se inició con la revista Peru To-day, para promover el país como un lugar donde invertir. Trató de convencer a los Estados Unidos de mirar hacia el sur. Conoció a un embajador peruano en Washington y se animó a venir a Lima para producir la revista con financiamiento peruano, aunque el Estado peruano no le brindó dinero, sino el compromiso de comprar un determinado número de copias de la revista. Peru To-day nació en 1909. Luego John Noel se relacionó con el inglés Charles Safwell, quien tenía una imprenta y trabajó como impresor de la revista.
John Noel era un hombre de negocios, en el sector de seguros, y tenía un concepto de lo que podía hacer en el Perú. Por Leguía también llegó Malachowski, y otro profesional para ejecutar el proyecto de irrigación de Olmos. Muchas personas vinieron para hacer cambios en el país. Pero Noel se fue del Perú en 1914, muy resentido, y nunca regresó. Tenía una deuda muy grande con el impresor, Safwell, y se fueron a juicio a pesar del acuerdo de pagarle en un año. Hubo otros intereses involucrados, y le entregó los derechos de la empresa a Safwell.
FQA: ¿Cómo así se quedó Griffis en el Perú?
EGZ: Cuando Noel volvió a los Estados Unidos en 1914 para buscar financiamiento —no les iba muy bien económicamente—, reventó la Primera Guerra Mundial. No encontró financiamiento y dejó la empresa en manos de Griff y Safwell. Griff empezó a invertir en la misma empresa; invitó a la Cerro de Pasco Company y otras. Luego solo Griff hizo pagos, pero en 1940 aún seguía endeudado.
The West Coast Leader comenzó a publicar a favor de los aliados. Los simpatizantes nazis, que tenían mucha influencia en 1940-1941, fueron a bancos y empresas con los que la editorial tenía deudas e impidieron que la financiación continuara. Griff perdió la empresa, no pudo utilizar más el nombre The West Coast Leader y entonces abrió Peruvian Times en las oficinas de Brian Fawcett, ubicado a una cuadra de la Plaza San Martín.
FQA: ¿Cómo se dedicó C. N. Griffis al periodismo?
EGZ: En esa época no había la profesión de periodista. Los periodistas eran eruditos, tenían el don de la escritura. Griff estudió ingeniería por dos años en Chicago; no terminó la carrera. Su pasión fueron siempre las letras, pero también trabajó como asistente de ingeniero en el canal de Panamá. Su amor era el periodismo, siempre tuvo pasión por las letras. De joven escribía poesía. Editaba la revista de su colegio y, algunos años, la de su universidad. El periodismo fue su medio natural para hacer lo que él pensaba: crear asociaciones entre países. Era un entusiasta de la unión panamericana.
The West Coast Leader y Peruvian Times buscaban explicar el Perú a los extranjeros que no lo conocían o lo conocían poco, para que no lo vieran como un país extraño y supieran que valía la pena entenderlo. Esas publicaciones periódicas tenían la vocación de dar a conocer lo que se hacía en el país; esa era su meta final.
FQA: ¿Cuál fue la relación de C.N. Griffis con Augusto B. Leguía?
EGZ: Griff arribó a Lima con solo 27 años. No se tiene claro cómo llegó a contactarse con Leguía ni tampoco de qué año a qué año fue su secretario «de lo inglés» —contestaba la correspondencia en inglés—. Cómo llegó ahí, aún no se sabe. Se sospecha que, como Leguía quería que el mundo viera el Perú, lo buscó. Lo conoció en la época de Noel, que vino al Perú con un compromiso de Leguía.
Griff escribía bien, ya era periodista en The West Coast Leader, un periódico progobierno —aunque no en el lado político— que tuvo como referencia la revista Town and Country. Griff regresó a Estados Unidos para casarse y después volvió al Perú. En Ciudad y Campo tenía 39 años. De los que escribían ahí, algunos eran periodistas, pero la mayoría eran viajeros o de otras profesiones.
[1]
Nombre: Fotografía de Carlos Dreyer con Augusto B. Leguía.
Autor: Desconocido
Año: 1926
Fuente: Archivo de Arte Carlos Dreyer
[2]
Nombre: Caricatura de Griffis por Francisco del Busto
Autor: Francisco del Busto
Año: Desconocido
Fuente: Archivo Eleanor Griffis
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