Urbanismo

Los inicios del siglo XX constituyeron un período sensible para el desarrollo urbano, edificatorio y territorial de Lima. Durante el gobierno de Augusto B. Leguía se impulsó la construcción de urbanizaciones, avenidas, calles, parques y espacios públicos, junto con la pavimentación de vías. Enarbolando la idea de la Patria Nueva, Leguía buscó modernizar el Perú y tuvo a Lima como su principal escenario de intervención.

En los términos de Ciudad y Campo, Lima buscó ser la «capital de las costas del Pacífico Oeste». Constantemente, la revista publicó artículos, imágenes aéreas, planos arquitectónicos e ilustraciones que mostraban el crecimiento y desarrollo de la ciudad. Los cambios que se impulsaban en el Perú buscaban convertirlo en un país moderno, alineado con las corrientes urbanísticas de la época. La revista refleja una Lima que, en términos urbanos, tenía como protagonista el automóvil. La capital pasó de un modelo compacto de urbanización a uno disperso, es decir, hubo una norteamericanización urbana de Lima.

La modernización de Lima se impulsó con obras como el trazado de las nuevas avenidas, calles, pavimentaciones y sistemas de saneamiento, que respondían al nuevo paradigma urbano guiado por el automóvil como principal medio de transporte. La obra más importante fue la avenida Leguía —hoy Arequipa—, inaugurada en 1921, que conectó el centro de Lima con Miraflores, Barranco y Chorrillos. Esta vía contaba con cuatro carriles vehiculares y una ostentosa ornamentación central, acompañada de mobiliario urbano y alumbrado.

En 1924 se inauguró la avenida El Progreso —hoy Venezuela— y hacia 1926 la avenida Unión —hoy Argentina—, vías que conectaron el Callao con el centro de Lima. Aunque no tuvieron el ornamento de la avenida Leguía, resultaron determinantes para el futuro proceso de urbanización de la ciudad. Junto con la Costanera, formaron el triángulo Lima-Callao-Miraflores, sobre el cual el ingeniero y arquitecto alemán Werner Benno Lange señala que estaba destinado a llenarse y urbanizarse en los años venideros. Tal crecimiento se daría de forma centrípeta y no centrífuga, y a esta nueva área urbana se la conocería como la Gran Lima.

La revista Ciudad y Campo publicó constantemente artículos que resaltaban la importancia de espacios públicos como plazas, parques, alamedas y otros espacios de recreación en la urbe. Asimismo, documentó las principales construcciones urbanas que se cimentaban en Lima, Callao e Iquitos. En cuanto a Lima, Ciudad y Campo publicó los planos de las plazas Dos de Mayo y Unión. Sobre el Callao, difundió las ilustraciones de Víctor Morey relativas al futuro de La Perla y a los avances en la construcción de su malecón.

Iquitos, un caso particular, había experimentado una rápida expansión y desarrollo urbano debido a la presencia de bancos y compañías extranjeras que arribaron a causa del auge del caucho, en un período de explosión económica que se tradujo en plazas, malecones y edificaciones que convirtieron a Iquitos en una de las ciudades más modernas del Perú.

Ciudad y Campo fue publicando cada vez menos contenido de arquitectura y urbanismo conforme se acercaba a sus últimos números, entre 1929 y 1930. La caída de la bolsa estadounidense y el fin del gobierno de Augusto B. Leguía determinaron el cierre de la revista. El país ingresó en una nueva etapa, en la que concluyó la primera gran expansión urbana y edificatoria de inicios del siglo XX.

Bibliografía:

Lerner, D. (1958). The passing of Traditional Society: Modernizing the Middle East. Londres: Macmillan Pub Co.
Ludeña, W. (2021). Ciudad y Arquitectura de la República. Encuadres 1821-2021. Lima: Fondo editorial PUCP.