Exploraciones
para el Centro
Histórico de Lima

El año 1956 se puede considerar el punto de inicio de la carrera del arquitecto José García Bryce. Regresa a Lima, luego de un largo viaje por Europa para ver arquitectura y llevar algunos cursos de historia del arte en algunas de las ciudades de su recorrido. Al llegar, ingresa como profesor auxiliar de Diseño Arquitectónico en el Departamento de Arquitectura de la Escuela Nacional de Ingenieros. También, publica su primer artículo «Neoclasicismo y arquitectura republicana» en la revista El Arquitecto Peruano.

Cerrando ese mismo año, participó en una exposición donde produjo junto a Gianfelice Folgliani, unos ensayos gráficos que hemos llamado «Exploraciones para el Centro Histórico de Lima». Son tres dibujos, tamaño A2 aproximadamente, cada uno realizado con una técnica específica: una perspectiva a tinta con un balcón como único elemento coloreado; un collage en el que emplea la fotografía para mostrar lo existente y utiliza el dibujo para la proyección; y una acuarela que presenta una imagen consolidada.

Conversamos sobre el tema con Iosu Aramburu, artista plástico con especial interés en la arquitectura moderna, y con Luis Rodríguez, arquitecto y urbanista, quien posee una investigación reciente sobre imaginarios urbanos. Ambos nos hablan sobre el diálogo, no necesariamente de conciliación, entre la ciudad histórica y la ciudad moderna, como posible hipótesis que García Bryce explora en cada uno de los tres dibujos. Asimismo, resaltan la técnica como herramienta intrínseca al pensamiento crítico. En estos ensayos, tanto la imagen como el medio empleado permiten establecer una narrativa y un vínculo con las ideas exploradas por García Bryce.

No sabemos si estos ensayos son parte de una serie o si cada lámina reemplaza a la anterior; tampoco si tuvieron un orden cronológico. Sin embargo, Rodríguez especula una narrativa: el primer ensayo —el dibujo— se fundamentaría en una trama y escala histórica, reforzada con los balcones como elemento característico, a la que se suma la ciudad moderna; el segundo —el collage— intentaría la convivencia de ambos períodos, entendiendo la arquitectura histórica como un hecho, por el uso de la fotografía, y la arquitectura moderna como una idea dibujada a lápiz, aún como un hecho abstracto; y en el tercer ensayo —la acuarela— lo histórico y lo moderno estarían confluyendo en un diálogo consolidado.