Colegio Alexander von Humboldt

Tras ganar por concurso el encargo de la Bundesbaudirektion de Bonn (República Federal de Alemania), Paul Linder proyectó a partir de 1958 el Colegio Alemán Alexander von Humboldt en Lima. Ubicado en el límite de los distritos de Surco y Miraflores, el terreno triangular de casi 27.000 m2 estaba delimitado por el cauce del río Surco (hoy un canal de caudal menor), la carretera a Atocongo (hoy avenida Tomás Marsano) y la avenida Benavides. Además de las aulas de clases, el programa incluye un área de Kindergarten, aulas especializadas (laboratorios, carpintería, etc.), un auditorio para actividades internas y externas al colegio, un área administrativa, un gimnasio techado e instalaciones deportivas al aire libre (campo de fútbol y pistas de atletismo), todo dispuesto en torno a cinco patios y zonas de jardines.

El conjunto presenta su frente principal hacia el lado sur, en la avenida Benavides, con un ingreso peatonal definido por el patio mayor, espacio que funciona también como vestíbulo del auditorio, lo que le permite recibir actividades y visitantes externos al independizar su uso de las dinámicas del colegio. En décadas recientes, y por el aumento del tránsito de vehículos en la zona, el ingreso peatonal de los alumnos se ha orientado al lado oeste, por la calle Marko Jara Schenone. El ingreso vehicular es por la avenida Benavides –así propuesto originalmente en el proyecto– y por la avenida Tomás Marsano.

Las aulas están dispuestas en dos barras longitudinales de dos niveles cada una, integradas ortogonalmente por un volumen conformado por las aulas especializadas y la zona administrativa. Las dos barras están orientadas sobre el eje éste-oeste, con las aulas y sus ventanas hacia el norte y el corredor de circulación hacia el sur, lo que permite un adecuado manejo del soleamiento durante el verano y óptima ventilación e iluminación natural durante todo el año.[1] Asimismo, estos bloques de aulas se ubican hacia el lado oeste, distantes de las vías principales para evitar el ruido del entorno urbano. También bajo consideraciones acústicas, las instalaciones deportivas se localizan en el vértice formado por las avenidas Benavides y Tomás Marsano, hoy colindante con el óvalo Higuereta, nodo de intenso tránsito vehicular.

Debemos entender la decidida modernidad del Colegio Humboldt desde la renovación del panorama arquitectónico de Lima hacia 1960, al menos entre los autores que marcaron el debate y el devenir disciplinar de la época.[2] Tras la introducción del discurso y de las formas modernas a cargo de la Agrupación Espacio en los años 1940, en las décadas siguientes aquella modernidad vivió un desarrollo significativo, no sólo como la adopción de una referencia internacional, sino, sobre todo, como una interpretación local a través de algunas obras importantes. En este contexto, Linder se consolidó como un sobresaliente autor de arquitectura moderna en Lima. Su nacionalidad alemana lo inscribió en una tradición de arquitectos extranjeros que, durante el siglo XX, desarrollaron obra importante en el Perú, entre otros, Claude Sahut (nacido en Francia, estudió en la École des Beaux-Arts de París), Ricardo Malachowski (de origen polaco, igualmente formado en la parisina École des Beaux-Arts), Manuel Piqueras Cotolí (español que había estado becado en la Academia Española de Bellas Artes de Roma) y Teodoro Cron (oriundo de Suiza, antiguo alumno de la Eidgenössische Technische Hochschule de Zúrich). En la tipología de arquitectura educativa, Linder figura también como un autor fructífero: además del Alexander von Humboldt, proyectó en Lima y Arequipa otros colegios, como el Santa Úrsula, Santa María Goretti, Beata Imelda o Belén, la mayoría de ellos por encargo de instituciones culturales y religiosas alemanas.

En las décadas de los años 1950 y 1960 las migraciones del campo hacia la capital generaron un crecimiento demográfico que se tradujo, sobre todo, en efectos a nivel social que transformaron radicalmente el paisaje urbano y el carácter cultural de la capital. Es en este contexto que Linder concibió el nuevo colegio oficial de la República Federal de Alemania en Lima como el encuentro de modernización arquitectónica e internacionalización cultural.[3] Lima no era entonces únicamente un receptáculo de las tendencias arquitectónicas difundidas a nivel internacional, sino también el punto de encuentro y conflicto entro los “viejos limeños” y los nuevos ciudadanos que llegaban del interior del Perú. Así, el carácter tradicional de la ciudad se vio modificado tanto por el influjo internacional como por el mestizaje cultural que implicaron los procesos migratorios.

Desde el momento de su inauguración en abril de 1960 –en un contexto de importantes cambios arquitectónicos, urbanos y sociales– hasta la actualidad, el Colegio Alexander von Humboldt, con modificaciones menores y algunas ampliaciones, ha sabido responder a cambiantes demandas de uso. El conjunto permite reconocer en Linder a un arquitecto que dominaba y aplicaba principios técnicos y de confort como el soleamiento, la ventilación o el control acústico. Sumado a esto, se identifican un desarrollo espacial y una serie de elementos formales notables: la espacialidad de las aulas, los corredores, los pasos cubiertos, los patios y los jardines se adecúan plástica y funcionalmente a la experiencia del uso cotidiano. Tal vez sus ejes y volúmenes ortogonales resten al Humboldt cierto dinamismo compositivo. Sin embargo, es en la rigurosidad de sus líneas y la rotundidad de los volúmenes donde el colegio gana como objeto arquitectónico, en contrapunto con el cuidado trabajo de vanos, texturas y líneas curvas que conforman un amable despliegue formal de Linder como arquitecto con vocación pedagógica.

Víctor Mejía
Texto publicado en: Publicado en Joaquín Medina Warmburg (ed.), Paul Linder, 1897-1968. De Weimar a Lima. Antología de arquitectura y crítica, Madrid, 2019, pp. 210-221.

[1] Nada más llegar a Lima en 1939, cuando bregaba por hacerse con el encargo del Colegio Santa Úrsula, Linder publicó un artículo sobre la construcción de escuelas, haciendo hincapié en la importancia del soleamiento, la ventilación y la acústica. Véase: Paul Linder, “Apuntes sobre construcciones escolares”, El Arquitecto Peruano, no. 22, mayo de 1939, pp. 26-28.

[2] El edificio fue presentado de inmediato en El Arquitecto Peruano, revista dirigida por Fernando Belaúnde Terry, quien había sido alumno del colegio alemán: “Colegio Alexander v. Humboldt”, El Arquitecto Peruano, no. 276-278, julio-septiembre de 1960, pp. 23-29.

[3] Sobre la relación del edificio proyectado por Linder con el proyecto cultural del colegio alemán, véase: 125 Jahre Deutsche Schule Lima – 45 Jahre Colegio Alexander von Humboldt, Lima 1997.