El escenario de la Parada de Proyectos 2021-2 muestra un cierre esperado de una pedagogía virtual, la experiencia de cuatro semestres a la distancia ha generado en los alumnos y profesores un cambio de pensamiento y enseñanza, acompañado de tolerancia y esperanza de un retorno al espacio creativo comunal. Considero un gran hito que expresa un cambio tecnológico en la educación de la arquitectura; del aula presencial a la virtual, en ese espacio transitivo hemos encontrado beneficios e inconvenientes, no obstante, como Facultad hemos logrado comunicación, intercambio de ideas y desarrollo de proyectos mediante la pantalla que serán expuestos finalmente a través del mismo medio. A pesar de extrañar el objeto presente, el ‘recurseo’ de los alumnos en base a las herramientas tecnológicas para expresar y desarrollar el objeto arquitectónico, ha sido un logro.
Por otro lado, necesitamos recuperar las dinámicas sociales, tan cruciales en la educación y en el desarrollo pedagógico, y son los espacios del nuevo edificio de la Facultad que complementarán la interacción entre individuos y contenidos. Tanto los repertorios físicos y digitales deben ser debidamente trabajados y expuestos para que la comunidad de la Facultad y la Universitaria sigan las discusiones enriquecedoras del quehacer educativo/arquitectónico. La disposición de aulas de mayor escala permite la flexibilidad necesaria para estos nuevos tiempos, donde lo remoto y lo presencial se entrelazan y renace un espacio rediseñado por este contexto de cambio significativo, ya que no creo que volvamos alguna vez a las condiciones ‘normales’ previas.
Un gran beneficio de estudiar arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, es la multidisciplinariedad que encontramos en el Campus, las distintas facultades y la diversidad de estudiantes reunidos – la diferencia entre los estudiantes aumenta en gran medida la gama de temas a considerar, así como la capacidad de aprender unos de otros; además produce retos complejos, interesantes y potenciales en la educación arquitectónica. Sin dejar de mencionar, la gran infraestructura que ofrece: los laboratorios, los talleres artísticos, los espacios de congregación, de exposición e investigación, para que finalmente la Facultad aporte a sus estudiantes y a la Universidad un taller de fabricación, que incluye herramientas tecnológicas -que se usan en la práctica contemporánea y en la academia- relacionadas a los enfoques alternativos al diseño, y que permite producir la tan anhelada representación física – el modelo físico / la maqueta-, ese objeto táctil que nos ofrece un entendimiento en 3 dimensiones en tiempo real.
Me pregunto cómo los estudiantes mirarán hacia atrás estos dos años pandémicos – una montaña rusa de un sinfín de emociones- (me incluyo en la experiencia), un semestre en transición que comienza y un nuevo horizonte del plan de estudios para el segundo semestre. Por los diferentes frentes, nos encontramos con un nuevo perfil del estudiante, una nueva manera de educación y aprendizaje colaborativos. Entonces, ¿qué opinan?, ¿qué otros aspectos podemos incluir?, ¿con qué experiencias nos quedamos y cuales dejamos atrás?, ¿qué más debemos construir en nuestra comunidad?